Se cumplen 400 años de uno de los episodios más sombríos de nuestra historia. No sólo por lo oscuro de los acontecimientos, sino también por el poco interés que se le consagra, sobretodo en el ámbito educativo.
400 años desde que los últimos moriscos abandonaran por la fuerza nuestro país.
El 9 de abril de 1609, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos, descendientes de la población de religión musulmana convertida al cristianismo por la pragmática de los Reyes Católicos del 14 de febrero de 1502. Alrededor de 300.000 personas fueron obligadas a dejar su país. No habían llegado de ninguna parte, su único crimen fue el de tener antepasados musulmanes.
Ahora, 400 años más tarde, se empieza a revisar la situación de los descendientes de los expulsados y se plantea otorgarles la nacionalidad española, nacionalidad que se les arrebató años atrás. Esperemos que se restaure su honor pronto. 400 años... es mucho tiempo.
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