martes, 3 de marzo de 2009

Las cosas no pasan realmente hasta que las escribes

"Las cosas no pasan realmente hasta que las escribes”.

Y es que no se puede reflejar de otra forma la inevitable necesidad que sienten los escritores de escribir, valga la redundancia. Escribir para existir. Dar vida a los hechos, mediante palabras, para que no mueran en el olvido.

Así define la necesidad de escribir la belga Amélie Nothomb, que ha entusiasmado a las más de 500 personas que la esperaban esta tarde en el Instituto Francés de Barcelona.

Acompañada por el escritor -y traductor de sus obras- Sergi Pàmies, Nothomb se ha sometido ante el público al tercer grado durante casi dos horas. Y hablo de tercer grado porque, para una escritora tan autobiográfica, las preguntas que se le puedan hacer no son más que preguntas personales, íntimas. Quizás peque de dramático diciendo esto pero Amélie Nothomb, autora, no existe como tal. Al menos, no lo es en la mayoría de sus obras en las que relata sus vivencias personales, desde su infancia en Japón hasta su adolescencia en Bélgica. Cada una de esas obras es una pequeña parte de ella misma, de su corta pero intesa existencia.



Personalmente, tras el coloquio, no he dejado de pensar en una cosa; cuando he podido acercarme para hablar con ella y me he presentado, me ha dicho;


“Hola Carlos… ¿trabajas en la radio?"

No he sabido qué responder, pues me he acercado a ella con una cámara -con teleobjetivo de 300mm, bastante grande y visible, por tanto- colgando del cuello. No he encontrado la relación entre la radio y el armatoste de cámara... pero estoy contento, no me ha defraudado. A Amélie Nothomb no hay que entenderla. Ésa es su peculiaridad.

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