Hace unas décadas, ser una estrella era algo relativamente complicado. Para los actores, era necesario rodar varias películas de éxito para ser considerado una verdadera star. En el caso de los cantantes, una sola canción rompedora no servía para llegar a la cima, sino que debían conservar una carrera constante y de continuos éxitos. Ahora ya nada es como antes.

Y el más claro ejemplo es Susan Boyle, esa mujer de aspecto desaliñado y voz maravillosa. Unos tres minutos en televisión le han servido para catapultarla a lo más alto; al éxito mundial. Y todo gracias a las nuevas tecnologías; su video en el portal Youtube ha sido visto por millones de personas de los cinco continentes y ya se la trata de estrella mundial.

Y el más claro ejemplo es Susan Boyle, esa mujer de aspecto desaliñado y voz maravillosa. Unos tres minutos en televisión le han servido para catapultarla a lo más alto; al éxito mundial. Y todo gracias a las nuevas tecnologías; su video en el portal Youtube ha sido visto por millones de personas de los cinco continentes y ya se la trata de estrella mundial.

Nadie duda de las ventajas y el potencial de las nuevas tecnologías, pero deberíamos revisar seriamente el concepto de estrella... porque las comparaciones son odiosas.
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